DE LA CIUDAD
¿Quién ve la entrada de la ciudad
la sangre vertida por antiguos guerreros?
¿Quién oye el golpe de las armas
y el chapoteo nocturno de las bestias?
¿Quién guía la columna de humo y dolor
que dejan las batallas al caer de la tarde?
Ni el más miserable, ni el más vicioso
ni el más débil y olvidado de los habitantes
recuerda algo de esta historia.
Hoy, cuando al amanecer crece en los parques
el olor de los pinos recién cortados,
ese aroma resinoso y brillante
como el recuerdo vago de una hembra magnífica
o como el dolor de una bestia indefensa,
hoy, la ciudad se entrega de lleno
a su niebla sucia y a sus ruidos cotidianos.
Y sin embargo el mito está presente,
subsiste en los rincones donde los mendigos
inventan una temblorosa cadena de placer,
en los altares que muerde la polilla
y cubre el polvo con manso y terso olvido,
en las puertas que se abren de repente
para mostrar al sol un opulento torso
de mujer que despierta entre naranjos
- blanda fruta muerta, aire vano de alcoba -.
En la paz del mediodía, en las horas del alba,
en los trenes soñolientos cargados de animales
que lloran la ausencia de sus crías,
allí está el mito perdido, irrescatable, estéril.
ÁLVARO MUTIS
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5:48 p. m.;
SALIENDO DEL ÚTERO
Primera caminata: Alrededores Universidad Javeriana
Entre las sombras de la noche comenzamos nuestra caminata...
...lentamente la sombra de una imagen que se desfigura ante la luz, ante la negra noche, va cubriendo nuestro reflejo. Los arboles nos cuentan historias de un pasado que vive bajo nosotros, pero que todos desconocemos.
Bajo estos enormes arboles del parque nacional pueden encontrarse los rastros de una realidad vivida, de historias que esquivan siempre las miradas de los transeúntes y buscan esconder su existencia que se proyecta sobre la niebla de la noche.
Los muros de la ciudad hablan por el día y por la noche, alrededor de toda la ciudad nos encontramos con una gran muestra de publicidad callejera, aunque ilegal y marginada por todos los habitante de la ciudad, su ingeniosa estetica ha hecho que perdure por mucho tiempo.
Los muros no solo son de papel, también son un lienzo para aquellos que no quieren callar; el graffiti se teje a través de una cultura, se abre paso a través de la ciudad para expresar un modo de vida.
Las señales de tránsito no siempre son indispensables para la convivencia en la vía pública, en el caso de la siguiente imagen se vuelven un estorbo y para no tomarla en cuenta se modifican para favorecer a las personas que necesitan tomar el bus sobre la séptima.
Qué nos deja la ciudad, a algunos un plato de comida...
…o el afán por no desvanecer en el tiempo, de mantener un buen recuerdo que nos enseñe que Bogotá tiene historia en la memoria de sus calles y de su gente, memoria que nos lleva a un futuro incierto porque solo vale la pena esperar lo inesperado.
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7:00 p. m.;